Nuestra Señora de la Peña es una advocación mariana que representa a la Virgen María.
La hornacina que da cobijo a la imagen está decorada con molduras, rocalla y rodeada de inscripciones latinas.
La imagen de La Peña presenta los ojos cerrados y roturas en su mano izquierda, y en la cabeza y brazo del niño, hechos que explica la tradición piadosa señalando que la Virgen cerró los ojos para no ver cómo una mora loca mutilaba a su hijo.
Precisamente durante la restauración efectuada a la imagen en el año 2000, se pudo constatar que la actual cabeza del niño fue un añadido posterior, y que la original debió perderse en el atentado sufrido por la talla antes citado.
El cambio fue autorizado por el prelado Don Lucas Conejero Molina en el año 1716 y con ello se comenzaron a celebrar dos festividades anuales en honor de La Peña, pues se inició la fiesta de agosto y continuó celebrándose la de diciembre, ambas permaneciendo hasta la actualidad.
La de agosto se celebra con carácter local, denominándose "La Peña Chica".
Esta romería nació en la década de los ochenta del siglo XIX y tiene carácter insular.
A ella acuden romeros de todos los rincones de Fuerteventura y del resto de las islas del Archipiélago Canario, movidos por la devoción, para pagar promesas, para pedir gracias a la Patrona y para participar en los actos religiosos y lúdico-festivos que se organizan durante los días que dura la fiesta.
Esta fue la primera vez en que la imagen de La Peña bajó a la capital majorera.
En aquella celebración religiosa, organizada por el Cabildo Insular de Fuerteventura, tras cuatro años de sequía, participaron las autoridades civiles insulares y municipales, las autoridades eclesiásticas y numeroso público.
[10] Sin embargo, por diferentes circunstancias esta nunca se llevó a cabo.