En los últimos años, se ha declarado como urbanizable toda una manzana que ha permitido el desdoblamiento del pueblo.
La primera mención relativa a Villavega queda recogida en una donación efectuada en el año 905 por el magnate Osorio Díaz, acaso emparentado con la casa condal de los Banu Gómez de Saldaña, si bien no parece que se trate de uno de los hijos del conde Diego Muñoz del mismo nombre, habida cuenta de la fecha en la que se produce la donación.
Este hecho quedó recogido en la confirmación que el rey Alfonso VI efectúa en la persona del abad Gonzalo, en el año 1068.
En el interior destaca una talla románica de los siglos XII o XIII.
Estas columnas enmarcan dos vanos circulares que acceden al interior del osario.