Esta localidad que contaba a inicios de 2024 con 571 habitantes de derecho según el INE , 9,82 hab/km², cuyo gentilicio es villanuenses y apodados gitanos, por dedicarse antiguamente a la cría de caballos para su venta en ferias francesas, es población eminentemente turística, acoge actualmente a 6.000 personas en temporada alta y según el padrón de 2005, 3000 viviendas el 90% de ellas secundarias, distribuidas en cinco barrios: Casco Viejo, Arrabal, La Espata, La Bujaquera y Santiago.
La forma Villanúa presenta dos modificaciones respecto a la forma original, la caída de la oclusiva velar /g/ al igual que en Perarruga > Perarrúa o Ugarte > Uharte lo cual entraría dentro de lo normal y una segunda modificación curiosa cuando no adulterada y tendenciosa, la absorción de la raíz original belan de origen íbero por la palabra latina villa, bella > villa.
La localidad se alza a 953 metros sobre el nivel de mar, a los pies del pico Collarada (2886 metros), y tiene 58,2 km² de superficie.
Pasando después por las manos de otros señoríos laicos (los Cornel y los Luna, hacia 1276–1294) sin abandonar su pertenencia al realengo, que todavía se documenta en 1294, 1412–1416 y 1785.
Villanúa, pueblo agrícola, ganadero y maderero, alcanzó su máxima población en la segunda década del siglo XX, superando los 1.100 habitantes gracias a la construcción del ferrocarril del Canfranc y a pesar de existir una tradición de fuerte emigración a América y Francia de aquellos hijos que no heredaban ni casa ni tierras.
En estos momentos y gracias al turismo el censo ha superado los 500 habitantes.
Otras fechas importantes: En Semana Santa se celebra la procesión del Santo Entierro, con un Vía Crucis por el casco viejo acompañado por la cofradía de tambores de la localidad.