Por entonces, la villa experimentó un importante crecimiento económico gracias a nuevas concesiones de terreno y dehesas.
Salvo en algún corto periodo, en que por diversas circunstancias pasó a otras manos, Villa del Prado perteneció al señorío de los Mendoza hasta que las Cortes de Cádiz liquidaron el régimen señorial en el siglo XIX.
A estos acontecimientos siguieron, en la segunda mitad del siglo, una sucesión de epidemias que diezmaron la población.
[1] No será hasta el último tercio del siglo cuando comience un paulatino crecimiento demográfico, que se mantendrá, en términos generales, a lo largo de todo el siglo XX.
Hay en la localidad una estación de autobuses ubicada en la avenida Juan Carlos I.
Asimismo, hay servicio de taxi (distintivo: franja verde diagonal en la puerta delantera).
Aún quedan algunas calles que recuerdan esta circunstancia, como las denominadas Ferrocarril o FEVE.
En los últimos años ha primado la actividad agrícola, con cultivos de vid, olivar y huertas.
La tercera y última fase de los trabajos se destina ya a la restauración del interior.
Los trabajos iniciales ponen al descubierto en las bóvedas, nave central, ábside y muros del sotocoro elementos histórico-artísticos desconocidos y cubiertos por los diferentes encalados de la iglesia en el siglo XIX.
A partir del 9 hasta el 12 de septiembre hay encierros y toros.
En Semana Santa se desarrollan procesiones varias con imaginería de los siglos XVII y XVIII.
Juega sus partidos en el polideportivo Alcalde Carlos González Redondo (hierba artificial).