Una porción creciente de la comunidad científica se inclina a considerar que pueda existir alguna forma de vida extraterrestre en lugares donde las condiciones sean propicias, aunque generalmente se considera que probablemente tal vida exista solo en formas básicas.
La disciplina que estudia la viabilidad y posibles características de la vida extraterrestre se denomina exobiología.
El agua pura es útil, pues tiene un pH neutro debido a la continuada disociación entre sus iones de hidronio e hidróxido.
La vida en un océano de amoníaco podría aparecer en un planeta mucho más lejano a su estrella.
[3] Técnicamente, la vida es básicamente una reacción que se replica a sí misma, por lo que bajo esta simple premisa podría surgir la vida bajo una amplia gama de condiciones e ingredientes diferentes, si bien la vía carbono-oxígeno parece la más óptima y conductiva.
Existen otros atributos o características cuasi-universales en las especies que, al repetirse sucesivamente de diferentes formas en diferentes especies en la biosfera terrestre —un proceso caracterizado como evolución convergente—, se consideran como altamente probables en una hipotética biosfera alienígena.
Entre estas características cabe destacar la aparición de los sentidos, las extremidades adaptadas para diferentes medios y, muy probablemente, la fotosíntesis cuando hablemos del reino vegetal.
En este sentido, existe una gran diversidad de formas que podría adoptar la vida extraterrestre.
Existen otros atributos más particulares que muchas veces se dan por sentados, pero que según los expertos, al no responder mejor que otros a una necesidad evolutiva y no darse en todas las especies presentes en un mismo hábitat, pueden variar o no existir, como por ejemplo órganos como la mano humana, o una posición de ojos, nariz y boca similares a la humana.
Así por ejemplo la columna vertebral sería una invención terrestre, ya que no se presenta en todos los organismos del planeta Tierra.
Por ejemplo, se menciona con regularidad que sin una Luna tan grande como la que tiene la Tierra, el planeta tendería a presentar una precesión mucho más importante, cambiando drásticamente de inclinación en su rotación y afectando así de manera caótica el clima y, muy posiblemente, imposibilitando la vida como la conocemos.
Se mencionan también otras aparentes casualidades afortunadas, como el hecho de que el Sol esté en un lugar de la Vía Láctea relativamente libre de supernovas, en contraposición al centro galáctico, o que el Sol es del tamaño justo para dar energía suficiente, y durar lo suficiente, como para que la vida haya aparecido.
Esas, entre muchas otras casualidades, separadamente pueden parecer triviales, pero juntas convierten a la Tierra en un lugar cósmicamente especial.
Sin embargo no todos los cuerpos del sistema solar se consideran aptos para la presencia de vida.
También hay un fuerte interés en la posibilidad de observar realmente tales mundos usando telescopios mucho más perfeccionados que los disponibles actualmente.