Inició sus estudios en el Seminario de Santo Toribio con el propósito de hacer profesión religiosa, pero acabado de fundar el Convictorio de San Carlos, pasó a él como maestro (1771) y en sus aulas perfeccionó su formación jurídica.
Entregado a los estudios teológicos, por esta época se distinguió en un acto público presenciado por el virrey Manuel Amat y Juniet (20 de marzo de 1773), disertando durante tres horas consecutivas sobre filosofía cristiana.
Incorporado a la Sociedad de Amantes del País, asesoró en asuntos administrativos a los virreyes Francisco Gil de Taboada y Ambrosio O'Higgins.
Recomendado por el virrey O'Higgins ante el rey, para que se le concediera la primera vacante en alguna de las audiencias reales, decidió viajar a España.
Para ello, nombró como sustituto en su cátedra a José Ostolaza (1809), mientras que la Universidad y el cabildo de Lima lo acreditaron como su procurador en la corte.