Buena parte de la caballería del mismo eran gauchos enviados por Dupuy desde San Luis.
Salió en efecto, mas en vez de apaciguar los espíritus difundió la alarma, y excitó al pueblo a vengar los insultos que había recibido de los godos, nombre con que se llamaba peyorativamente a los realistas.
Todos los españoles, o sea, ciudadanos leales a España, que se encontraron por las calles fueron pasados a cuchillo, y muchos fueron también muertos en sus casas: han sido cincuenta los asesinatos cometidos en este fatal día, y de los oficiales realistas retenidos en San Luis sólo dos se libraron de la muerte.
San Martín lo nombró gobernador de Lima, cargo que ocupó hasta la llegada del nuevo libertador, Simón Bolívar.
En sus últimos años se dedicó nuevamente al comercio, alejado de las disensiones internas.