Gran Bretaña había negociado un tratado que permitía a la Compañía del Mar del Sur (The South Sea Company) enviar un barco comercial al año a territorio español, además de esclavos suplementarios, pero algunos barcos privados británicos, muchos operando desde Jamaica, llevaban cargamentos ilegales que los españoles trataban de interceptar.
Ninguna tropa regular fue puesta a su disposición, sino 500 enfermos que debían ser recogidos en el Hospital de Chelsea.
Sin embargo, esto fue solo parte de un problema más grande que iba a tener consecuencias desastrosas.
Mientras tanto, los hombres en la costa, en tiendas de campaña, quedaron expuestos a los mosquitos y la malaria no tardó en aparecer.
[6] Estaban disponibles gran variedad de frutas y verduras pero no está claro cuándo llegaron a bordo realmente.
Mientras maniobraban en la bahía quedaron consternados al no encontrar a los otros barcos esperándoles allí, pero luego vieron que el pequeño HMS Tryal se acercaba.
Cuando habían perdido toda esperanza, vieron la entrada a un puerto (ahora llamado bahía Anna Pink, en Chile, en los 45.83S 74.83 W), y pudieron refugiarse.
Ambos barcos se dirigieron al norte, intentando reincorporarse a la escuadra, pero el día 13 también avistaron tierra cuando creían estaba cientos de millas tras ellos.
Y esto sin tener en cuenta a los inválidos e infantes de marina, ya que casi todos ellos murieron.
Como pronto iban a comprobar, habían navegado en una gran bahía con una península que bloqueaba su avance hacia el norte.
Trató de mantener el control pero, naturalmente, la mayoría lo culpó por la pérdida del barco y su terrible situación en ese momento por su insistencia en dirigirse a Socorro.
El carpintero alargó la lancha hasta los 50 pies (15,24 m) y añadió una cubierta, de modo que la mayoría, aunque no todos, podrían ir a bordo.
Bulkeley le ofreció un mando limitado si estaba de acuerdo en navegar hacia el sur y Cheap pareció que por lo menos no lo rechazaba.
Afortunadamente, los españoles los trataron bien y fueron finalmente llevados a Santiago, la capital del interior, donde fueron puestos en libertad condicional.
Los cuatro hombres permanecieron en Santiago hasta finales de 1744 y se les ofreció un pasaje en un barco francés con destino a España.
Se pusieron a trabajar en las muy necesarias reparaciones de los barcos, lo mejor que pudieron con los pocos materiales disponibles y sin instalaciones portuarias.
Suponiendo que fuese español, Anson había preparado el HMS Centurion para hacerse al mar y desaparecer en la noche.
En algún momento, la Hermiona (54 cañones) se hundió sin dejar rastro, mientras que en los otros barcos, la tripulación comenzó a morir de hambre.
El HMS Tryal había sido gravemente dañado por las tormentas, por lo que sus armas fueron trasladadas a la embarcación capturada y lo hundieron.
El HMS Centurion capturó al Santa Teresa de Jesús, cuya carga apenas tenía valor, pero entre los pasajeros había tres mujeres.
Los tres barcos capturados tenían una tripulación mínima, pero seguían siendo útiles para mantener un puesto de observación más lejos.
Basándose en los relatos de los primeros viajes, Anson esperaba que la travesía del Pacífico sería fácil y le llevaría unos dos meses.
Había un bote pequeño en la isla, una embarcación construida para transportar carne de vacuno a Guam, que quizás podría albergar 30 hombres y, por lo tanto, en su estado actual era claramente insuficiente.
Muchos expresaron en privado su preferencia por permanecer en la isla, optando por un lugar seguro, aunque aislado, ante la posibilidad de perecer en el mar.
El gobernador portugués de Macao le dijo que no podía hacer nada para ayudarle sin recibir instrucciones del chuntuck provincial, o virrey chino, en Cantón, pero cuando Anson contrató un barco para llevarlo allí, los chinos inicialmente le impidieron el embarque.
Anson necesitaba alejarse lo más pronto posible en caso de que los barcos españoles apareciesen y decidió regresar a Macao.
Se les proporcionaba solamente una pinta de agua cada día y, aunque ninguno murió en el viaje a Macao, las condiciones abajo fueron terribles.
Anson estaba ansioso de exponer su caso directamente ante el virrey y había emitido una petición a la llegada, pero se le dijo que esperara hasta después del verano.
El gobierno ofreció 20 000 libras esterlinas para cualquier persona que pudiera encontrar una ruta navegable, pero una expedición privada de Moor y Smith, en 1746-47, asimismo volvió con las manos vacías.
[20] Dadas las pérdidas terribles por el escorbuto, es sorprendente que no se abriera una investigación oficial sobre sus causas y posibles curas.