Las ventas son las acciones llevadas a cabo por un vendedor para lograr acuerdos e intercambios; constituyen un pilar fundamental en el funcionamiento de los sistemas económicos modernos.
Esta se basa en la comunicación efectiva y la comprensión de las necesidades del cliente.
Aspectos clave a realizar por el vendedor: Es decir, la venta en su esencia es mucho más que un simple intercambio comercial.
Este proceso puede variar en complejidad y enfoque dependiendo del tipo de mercado al que se dirige: venta de empresa a empresa, también llamada venta industrial y ventaa consumidor final, tanto familias como individuos.
Durante el proceso de venta el vendedor utilizará el método AIDA: atención (attention), interés (interest), deseo (desire) y acción (action), es decir, el vendedor buscará captar la atención, despertar interés, generar deseo, conseguir la acción de compra.
El primer texto que describe los pasos en el proceso de ventas fue publicado en 1918 por Norval Hawkins.
[4] Esto implica que la venta y la compra se originaron en el siglo VII a. C., en el área ahora conocida como Turquía.
El comercio localizado basado en intercambios transaccionales y sistemas de trueque se transformó lentamente a medida que mejoraba el transporte y se abrían nuevos mercados geográficos.
[7] A partir del siglo XI, las Cruzadas ayudaron a abrir nuevas rutas comerciales en el Cercano Oriente, mientras que el aventurero y comerciante Marco Polo estimulaba el interés en el Lejano Oriente en los siglos XII y XIII.
Los comerciantes medievales comenzaron a comerciar con bienes exóticos importados de tierras distantes, incluyendo especias, vino, alimentos, pieles, telas finas, especialmente seda, vidrio, joyas y muchos otros bienes de lujo.
A medida que el comercio entre países o regiones creció, las redes comerciales se volvieron más complejas y diferentes tipos de vendedores ocuparon los espacios dentro de la red.
Durante el siglo XIII, las empresas europeas se volvieron más permanentes y pudieron mantener a comerciantes sedentarios en una oficina central y un sistema de agentes que operaban en diferentes mercados geográficos.
Los comerciantes locales del mercado y los vendedores ambulantes continuaron suministrando necesidades básicas, pero las tiendas minoristas permanentes gradualmente surgieron a partir del siglo XIII, especialmente en las ciudades más pobladas.
[9] Para el siglo XVII, las tiendas permanentes con horarios de comercio más regulares estaban comenzando a reemplazar a los mercados y ferias como el principal punto de venta al por menor.
[11] En el siglo XVIII en Inglaterra, grandes empresas industriales, como Wedgwood, comenzaron a producir en masa ciertos productos como cerámica y cerámica y necesitaban una forma de distribución masiva para sus productos.