Tiene componentes de teflón u otros materiales resistentes a la corrosión.
No es recomendable utilizarlo para medir volúmenes de sustancias, ya que es un material que se somete a cambios bruscos de temperatura, lo cual lo hace desgraduar y en consecuencia entregará una medida errónea.
Suelen ser más altos y esbeltos[3] (su altura viene a ser el doble de su diámetro;[2] modelo B), en cuyo caso reciben el nombre de vaso Berzelius, en honor del químico sueco Jöns Jacob Berzelius.
Los vasos planos (C, en la imagen) a menudo son llamados cristalizadores, porque la mayoría se utilizan para realizar la cristalización de un compuesto a partir de una de sus disoluciones, pero a menudo también se utiliza como recipientes para su uso en calefacción al baño María.
[cita requerida] Un vaso de precipitado se distingue de un frasco porque en este último sus caras laterales son rectas y no inclinadas o curvas.