Durante el verano de 358, Constancio II convocó un nuevo concilio general en Sirmio que reunió a las diferentes corrientes y al que asistió personalmente.
Los debates duraron meses y el emperador finalmente se decidió a favor del movimiento homeo, viéndolo como un compromiso entre los nicenos y los anomeos arrianos, y al año siguiente promulgó un nuevo símbolo de fe conocido como el cuarto símbolo de Sirmio.
Esta fórmula, demasiado imprecisa y que Atanasio llama burlonamente el credo anticuado, no satisfizo a nadie.
Atanasio de Alejandría informa que Ursacio fue condenado durante un sínodo organizado en Roma por Dámaso I en 369.
Murió alrededor de 370 y su sucesor, casi con certeza, fue Secundianus, quien a su vez fue condenado por arrianismo, aunque la ciudad Sigidunum parece haber seguido siendo favorable al arrianismo antiniceno.