La campaña se emprendió como represalia por la gran incursión bizantina del año anterior del emperador Teófilo (829-842) contra los emiratos de la frontera árabe, entre ellos el de Melitene, cuyo territorio fue arrasado y despoblado.[6][12][13][14] A su muerte Melitene dejó de representar una amenaza para Bizancio, aunque el emirato perviviese hasta que el general bizantino Juan Curcuas en el 934 obligó al nieto de al-Aqta, Abu Hafiz ibn Amir, a entregarle la ciudad.[7][15] Como muchos otros protagonistas de las guerras árabo-bizantinas, al-Aqta figura en las leyendas árabes y bizantinas.[16] Las tradiciones sobre al-Aqta parecen también haber influido en el ciclo de historias en torno a Omar ibn Numan y sus hijos y que se incluyeron en Las mil y una noches, mientras que el propio al-Aqta aparece más tarde en la literatura épica turca centrada en la figura heroica de Battal Gazi (inspirado en el general omeya Abdallah al-Battal), que es también uno de los principales héroes del Delhemma[17][18] y de la obre épica turca Battalname.[21] Finalmente, el estudioso del siglo X al-Masudi relata en su obra Los Prados de Oro (VIII, 74-75) que al-Aqta estaba entre los «musulmanes ilustres» cuyos retratos se exhibían en las iglesias bizantinas en reconocimiento de su valor.