[1][2] El ultranacionalismo es un elemento clave en la formación del fascismo o neofascismo.
[3] En sus formas más extremas y desarrolladas, el ultranacionalismo se asemeja al fascismo, debido a la xenofobia contra otras naciones, el apoyo a regímenes políticos autoritarios basados en el totalitarismo, y un énfasis mítico, basado en el liderazgo de un líder carismático, un partido político o un movimiento religioso, y un amor extremo por la propia nación.
Generalmente postula la existencia de una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo (y su existencia) que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla (incluso dentro de una misma nación se manifiestan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes) sumado a un culto al carácter nacional o Volksgeist o espíritu del pueblo (del cual nace una sensibilidad y un genio creador que lo identificarían), resaltando esta expresión en las cualidades étnicas de los pueblos.
También puede recurrir a extrañas formas de antropología física, genética, e incluso a la eugenesia, para racionalizar sus propias ideas de superioridad racial y destino nacional.
Dentro del romanticismo se reconoce una concepción «orgánica», representada por Herder y Fichte (Discursos a la nación alemana, 1808) que identifica a la nación con rasgos que se heredan (lengua, cultura, territorio, tradiciones) y que están por encima del deseo individual.