En 1929 el parque cerró sus puertas, pero la familia hizo un pacto con el Ayuntamiento cediéndole parte del terreno a cambio de poder urbanizar el resto.El arquitecto Nicolau Maria Rubió i Tudurí se encargó de diseñar la nueva estructura del parque y, finalmente, abrió de nuevo sus puertas en el año 1934.En la entrada principal del parque encontramos una gran escultura de bronce en la que hay representados músicos angelicales tocando flautas traveseras; dice la leyenda que ésta se esculpió en honor a los jóvenes aficionados a la literatura de la zona, a fin de encontrar en sus bancos adyacentes la paz y la tranquilidad para poder llevar a cabo una lectura pausada y excitante en mitad de la vorágine acústica que supone una ciudad tan bella como Barcelona.Esta zona constituye uno de los lugares centrales del parque.Al lado del pequeño quiosco de bebidas y tentempiés encontramos un pequeño escenario de piedra que nos recuerda las representaciones que antaño se hacían en el lugar.