Trinidad Rugero se inició en el ambiente del teatro independiente, llegando a conseguir el Premio Nacional de Teatro en dos ocasiones, en 1968 y en 1970.
Además, en 1969 logró el Premio Ciudad de Valladolid a la mejor actriz por su interpretación en Electra.
Discípula de John Strasberg durante una de sus visitas al Centro Dramático Nacional, trabajó a las órdenes de directores como Miguel Narros, Maruja López, Adolfo Marsillach o José Carlos Plaza.
En el cine trabajó con Adolfo Marsillach (con quien también hizo teatro) en Flor de santidad, con Carlos Saura (La prima Angélica), y también con Fernando Fernán Gómez (Siete mil días juntos), Icíar Bollaín (Flores de otro mundo) e Imanol Uribe (Plenilunio).
En televisión participó en multitud de series, siempre en papeles secundarios, pero que le reportaron cierta popularidad.