La apertura bisal de la concha es pequeña y estrecha, en comparación con las otras especies del género.
El resto lo obtienen atrapando plancton microscópico y materia orgánica disuelta en el agua, mediante sus branquias, o ctenidia.
Son animales protándricos, que nacen todos machos, pero después del año se convierten en hermafroditas simultáneos.
Posteriormente evolucionan a un estado planctónico en el que las larvas, conocidas como velígeras, habitan el océano abierto durante una semana, antes de fijarse en el sustrato.
Estas almejas están incluidas en el Apéndice II de CITES, que limita y requiere un permiso específico para el comercio con ellas.
Ejemplos como el trabajo del Centro Australiano para la Investigación Internacional en Agricultura, en colaboración con el Programa "Giant Clam" de la Universidad James Cook, permitieron re-introducir almejas gigantes en Tonga, en 1990.