Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo
«El primer artículo de la ley es suficientemente ilustrativo del extraordinario alcance punitivo que se otorgaba a su aplicación» ya que «prácticamente cualquier conducta heterodoxa podría caer en el ámbito de una política represiva»:[2][3] Las penas iban desde la incautación de bienes hasta la reclusión mayor.En el mismo artículo 12 de la citada ley se establecía su composición: un presidente, un general del Ejército, un jefe de Falange y dos letrados, todos ellos nombrados por el jefe del Estado.[6] Los primeros condenados fueron destacados políticos republicanos que se encontraban en el exilio, como el presidente del gobierno Juan Negrín o el presidente de las Cortes republicanas Diego Martínez Barrio.[7] El tribunal, después de examinar todos los documentos que llegaban a su poder, acordaba por regla general la tramitación del sumario.