Tratado de Lodi
[1] La relevancia histórica del tratado radica en que garantizó a los estados de la península itálica cuarenta años de paz estable,[1][6] favoreciendo así el florecimiento artístico y literario del Renacimiento.Además, Francesco Sforza fue confirmado como el duque gobernante de Milán.[7] El reino de Nápoles, los Estados Pontificios y las ciudades pequeñas se adhirieron a esta alianza.No obstante ese equilibrio de poder afectaba a Venecia, Milán, Nápoles, Florencia y los Estados Pontificios, y se excluía las ambiciones de las ciudades-estado más pequeñas, como Génova.El statu quo establecido en Lodi duró hasta 1494, cuando se produjo la invasión francesa encabezada por el rey Carlos VIII de Francia y se iniciaron las Guerras Italianas.Venecia entró entonces en la dinámica política italiana tras haber firmado la paz con el sultán otomano en 1479, finalizando así una guerra de diciséis años (1463-1479), pero esto motivó otra alianza para impedirlo formada por Florencia, Milán, Nápoles, Mantua y Bolonia.El nuevo papa Inocencio VIII tomó partido en la insurrección de los nobles napolitanos contra el rey Fernando, pero tanto Florencia como Milán temían ver extendida la influencia temporal del papa en el sur de Italia.Lorenzo de Médici, ahora en amistad con el papa, tenía las manos libres para conquistar Sarzana a Génova, y Ludovico el Moro extendió su poder en el gobierno de Génova (1488).