Aunque se menciona a menudo como el pacto que puso fin al primer levantamiento prusiano, no se llegó a aplicar y quedó en nada, especialmente tras la batalla de Krücken de noviembre de 1249, en la que los prusianos torturaron y mataron a cincuenta y cuatro caballeros que se les habían rendido.
En 1230 los caballeros teutones, orden religiosa católica, se asentó en la comarca de Chełmno y emprendió una cruzada contra los prusianos paganos.
Al principio la suerte favoreció a los rebeldes y los caballeros solo conservaron sus cinco castillos más inexpugnables.
[4] Sin embargo, Świętopełk perdió varias batallas y tuvo que pedir la paz.
Como el papa se consideraba su soberano, el legado rubricó el tratado tanto en nombre del pontífice como en el de aquellos.
[2] Aunque solo los pomesanios aceptaron firmar el tratado, este se suscribió también en nombre de los warmianos y los natangianos.
[2] Los conversos podrían asimismo denunciar y ser juzgados en los tribunales, tanto civiles como eclesiásticos, según el Derecho polaco.
[2][6] Se prohibió que los prusianos desposasen a más de una mujer; únicamente el matrimonio celebrado en la iglesia tenía validez legal.