Trastorno generalizado del desarrollo

Es variable en el transcurso de la vida, con una relativa tendencia espontánea a la mejora incluso en ausencia de una responsabilidad educativa específica, pero esta evolución espontánea favorable sigue en general siendo muy modesta salvo en las formas menos severas, y excluyendo el síndrome de Rett, cuya evolución neurológica es particular.

Muchas personas presentan alteraciones en las tres áreas del desarrollo: interacción social, comunicación y conducta pero no presentan las características claras para poder definirlas en los criterios clínicos para un trastorno específico, el sujeto presenta las tres principales áreas del desarrollo afectadas pero no manifiesta los comportamientos descritos en los 4 trastornos específicos, solo presenta unas pocas conductas de alguno de estos trastornos, es decir, presenta «rasgos» de conducta, lo que no alcanza para incluirlo en ninguno de ellos, por ello, es llamado «trastorno residual», es decir, en un trastorno generalizado del desarrollo no especificado, es una traducción del inglés de las siglas PDD NOS (pervasive developmental disorder not otherwise specified: ‘trastornos pervasivos del desarrollo no especificado’).

Para llegar a la conclusión de que un niño tiene un PPD NOS se realiza un diagnóstico diferencial, es decir, se descartan el autismo y el síndrome de Asperger.

Así, los trastornos de comunicación pueden ir del mutismo total con incomprensión del lenguaje hablado y escrito y ausencia de mímicas congruentes al humor, a dificultades de comunicación que se engloban esencialmente en la comunicación verbal (en particular en el aspecto de la comprensión de los mensajes implícitos) y no verbal (comunicación gestual, expresiones del rostro) y en la adaptación al interlocutor.

En estos casos, el vocabulario puede ser incluso preciso, hasta pedante, y el tono de voz o la entonación pueden parecer extraños, pero no son criterios obligatorios.