Translocación bacteriana

La translocación bacteriana es la migración de bacterias o sus productos —como lipopolisacáridos, peptidoglucanos, muramil dipéptido o ADN bacteriano[1]​— desde la luz intestinal hacia nódulos linfáticos mesentéricos y, posteriormente, a otros órganos y sitios del organismo.

[2]​ Wolchow y colaboradores (1966) fueron los primeros en emplear el término para describir este proceso,[3]​ cuyos principales mecanismos involucrados son tres: alteraciones de la barrera mucosa intestinal, por lesión directa de los enterocitos o por isquemia; alteraciones de la respuesta inmunológica, y alteraciones de la microbiota intestinal que genera un sobrecrecimiento bacteriano.

[4]​ De acuerdo con Ignacio y colaboradores (2019), la translocación bacteriana puede ser un «fenómeno fisiológico presente en individuos sanos sin consecuencias deletéreas».

No obstante, en condiciones patológicas o ante inmunocompromiso esta translocación podría desencadenar un «proceso inflamatorio a largo plazo».

[4]​ Con base en el género de bacterias, los productos específicos y el estado fisiológico del huésped la translocación se puede dividir en dos tipos: «paracelular (entre células, uniones estrechas)» o «transcelular (a través de las células, circulación intracelular)» y sus principales factores de riesgo son «niveles anormalmente altos de fármacos y toxinas alimenticias o endotoxinas».