Cuando el Mundial terminó, la Federación Italiana de Fútbol remitió las penas a todos los jugadores.
Con el paso de los días, la trama saltó a la prensa italiana y se descubrió que había más implicados.
Ya en la cárcel, Felice Colombo confesó que había entregado dinero al portero del Milan, Enrico Albertosi, para que se lo diera a Massimo Cruciani por arreglar una victoria contra la SS Lazio.
Pronto comenzaron a surgir sospechas sobre otras estrellas del fútbol italiano, que se vio seriamente dañado por el caso.
Avellino, Bolonia y Perugia comenzarían la temporada 1980/81 en Serie A con 5 puntos menos, mientras que la SS Lazio fue multada con 10 millones de liras.
También se decretó que Palermo y Taranto, de la Serie B, comenzarían la temporada 1980/81 con 5 puntos menos.
Las penas a perpetuidad para algunos jugadores fueron revocadas por sanciones, siendo la más alta la de Stefano Pellegrini, inhabilitado por seis temporadas.
[6] El escándalo Totonero dañó seriamente la imagen del fútbol italiano, que vio mermada su credibilidad.