Lo mandó construir la escritora Emilia Pardo Bazán, quien residía allí durante varios meses al año.Al finalizar la Guerra Civil, fue detraído y utilizado como residencia estival por Francisco Franco[3][4][5] hasta su muerte, y posteriormente y de manera irregular pasó a formar parte del patrimonio de los herederos de su hija Carmen Franco y Polo, i duquesa de Franco, hasta que la controversia sobre la tenencia del pazo llevó a la familia a ponerlo en venta en 2018, sin que llegara a comprarse.Su cerramiento está realizado en granito, aunque existe una gran variedad en los tipos de aparejo, reservándose las mejores piezas de cantería para las esquinas, los vanos, remates y piezas singulares.[1] En la fachada norte se encuentran unas dependencias que podrían haber sido añadidas en algún momento para ampliar las torres y dotarlas de un área destinada a la servidumbre.[12]La edificación primigenia fue destruida por las tropas francesas en el año 1809 durante la guerra de la Independencia, y fue reconstruida por Miguel Pardo Bazán como casa nobiliaria de la familia Pardo Bazán.Dejó La Granja como una edificación secundaria y, una vez remodelado el edificio principal, pasaba allí más de cuatro meses al año (el resto en Madrid y La Coruña).[16][12] Una vez cerrada la venta, no se permitió la entrada a la hija y heredera de Emilia Pardo Bazán, que en vano intentó recuperar sus pertenencias.[18] La Junta Pro Pazo encomendó por carta a los alcaldes que constituyeran comisiones para «visitar personalmente a sus convecinos para que nadie pueda mañana considerarse postergado si su deseo es contribuir con su grano de arena para el Pazo del Caudillo».[20] La familia del fallecido dictador se opuso en numerosas ocasiones a cumplir con los mínimos días de apertura al público, pero la justicia rechazó sus argumentos.[22] En 2017, aumentaron las peticiones populares e institucionales para la reversión del pazo al patrimonio público.El primero, no solo se pretendía la recuperación del patrimonio, sino darle un uso público.Respecto al segundo, la jueza señaló que el Parlamento de Galicia fue quien inició las acciones para recuperar el bien, que ha había sido declarado en 2008 por la comunidad autónoma bien de interés cultural, con la categoría de sitio histórico y además, indicando que el ejecutivo autonómico ostentaba las competencias respecto a la protección del patrimonio.Ambas administraciones se adhirieron con este auto al procedimiento judicial, pero no de forma autónoma, pues su legitimación para intervenir estuvo subordinada a la parte demandante, el Estado.La escritora Emilia Pardo Bazán,[12] describió La Granja y los jardines en sus obras literarias, como en los apuntes biográficos que preceden a su novela Los pazos de Ulloa como un espacio de inspiración y creatividad de carácter privado destinado al ocio y disfrute de su familia, pero también de ostentación social: La celda en que escribo no da a los jardines, sino a la era: a mi izquierda tengo el inmenso hórreo y palomar, desde el cual descendían poco a miles de palomas a beber en el estanque grande, y aún a bañarse, no sin gran susto y consternación de los rojos y plateados ciprinos que en él bogan: a la derecha, el murallón y la higuera fecunda, cuyos renuevos mordisca una pareja de chivos, tan lucios y blancos, que merecerían ser inmolados en el ara del dios Pan; enfrente la puerta por donde cruza, con melodioso repique de esquila, el ganado que va al monte; en el centro el pajar de paja trigal, inmenso montón de oro pálido, mullido, seco, que convida a hundirse en él para sestear cuando el calor abrasa.[39][40] Además, su esposa, Amalia de la Rúa Figueroa,[12] (1830–1915), y su hija, Emilia Pardo Bazán,[12] mostraron un gran interés por la jardinería, participando activamente en la estética de los jardines con plantas y flores exóticas, llegando incluso a incorporar variedades ornamentales importadas de otros países europeos (entre ellos, Francia, Bélgica, Reino Unido).No obstante, la participación de la familia Pardo Bazán no es única, la composición artística y la arquitectura de los jardines de las casas señoriales gallegas generalmente fueron encargadas a jardineros franceses, principalmente a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX.El núcleo de los antiguos jardines, adyacentes a la antigua casa noble o La Granja, lo constituye el “Viejo Jardín”, actualmente desaparecido, si bien se conserva un imponente y vistoso ejemplar de la flor ave del paraíso blanca o ave del paraíso del Cabo (Strelitzia alba (L.f.)Las entradas están flanqueadas por elegantes y altas yucas (Yucca elephantipes Baker in Regel).La familia Pardo Bazán ampliaría la zona ajardinada a los accesos principales al “Viejo Jardín”, como es el caso del Paseo de las Camelias o el Paseo de los Magnolios que todavía se conservan.[38] Muchos aspectos de los antiguos jardines fueron diseñados siguiendo un estilo artístico ecléctico con un fuerte carácter romántico marcado por Emilia Pardo Bazán.Además, incluso comentaban los trabajadores, en ocasiones, la propia Emilia Pardo Bazán,[12] se bañaba desnuda en el estanque.Probablemente en este período, el acceso superior a los jardines de La Granja es ornamentado con un gran túnel de bambú (Phyllostachys aurea Riviere & C. Riviere) que todavía se conserva.Actualmente, tan solo la flora de porte arbóreo que constituye el eje axial de los jardines se ha podido conservar en gran parte, sin embargo, la flora herbácea se ha perdido completamente debido a que necesita un mantenimiento constante.[38] El valor histórico-cultural intrínseco de la propiedad llevó a su devolución al Estado español en 2020.Desde entonces, los jardines podrían constituir un importante recurso cultural vinculado a la figura de Emilia Pardo Bazán,[12] (especialmente si se restauran los espacios ajardinados según la profusa descripción y la documentación gráfica contemporánea disponible), y a los cambios sociopolíticos que ocurrieron en España durante el siglo XX, así como recuperar su función como parque de ocio y disfrute para el pueblo de Sada y los visitantes, acogiendo eventos sociales y pudiendo nuclear el desarrollo socioeconómico local mediante el potencial atractivo turístico del complejo del Pazo de Meirás.
Vista de la Torre de la Quimera y de otra de las tres torres. Entre ellas, el acceso principal al edificio. A la derecha, se aprecia el tejado de las dependencias destinadas al servicio.
Capilla del Pazo de Meirás, donde se casó Emila Pardo Bazán con José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza.