Las primeras noticias sobre la existencia del pueblo se remontan al año 1186, citado como “Torre di Luserna”.
El nombre deriva de la torre construida en el siglo XI sobre la colina, en la confluencia de los torrentes Pellice y Angrogna, y en torno a la cual fueron levantadas varias fortificaciones, que en los siglos siguientes serán destruidas y reconstruidas varias veces.
Carlos Emmanuel I de Saboya intentó expandir sus territorios, pero fue contenido por el mariscal francés y hugonote Lesdiguières, quien en el 1592 ocupó los valles Chisone y Pellice.
Los valdenses volvieron al valle en el 1690, y obtuvieron del duque de Saboya la paz a cambio del compromiso de luchar con sus tropas contra Francia.
En el siglo XVIII las persecuciones se atenuaron, si bien los valdenses no podían todavía ocupar cargos institucionales, destinados a los pocos católicos; tampoco podían celebrar el culto en público.
La discriminación a los valdenses cesó brevemente en el período napoleónico, para retomarse con Victor Emanuel I y Carlo Felice.
En 2017, Torre Pellice fue nombrada, conjuntamente con Venecia y Guardia Piamontese, en Calábria, como las tres ciudades italianas denominadas "Ciudad Europea de la Reforma", por la Comunidad de las iglesias protestantes en Europa.
Sin embargo esta tendencia es más acentuada en localidades situadas a mayor cota en los Alpes (ver: Rorá).
Hay sin embargo también actividad industrial en el sector textil, farmacéutico, pastelería, y confecciones de ropa.
La sirena regulaba un poco la vida del valle, sonaba a las seis de la mañana para despertar a los agricultores que bajaban a trabajar, después sonaba al mediodía, y finalmente al atardecer cuando cerraba las actividades en la fábrica; existían estas tres sirenas a horas fijas, que marcaban un poco los ritmos en el Valle, como antes, por el contrario, debería escucharse las campanas de las iglesias.