Toma su nombre del camino que pasa junto a él, y que bordea la antigua huerta del castillo hasta llegar al molino conocido como El Cubo.
Solo se conservan dos de los tres cuerpos que poseía, habiendo desaparecido el terrado exterior.
En el primer cuerpo se abren varias aspilleras, mientras que en el segundo aparecen dos troneras y otras dos aspilleras.
Se localiza un vano abierto en la clave de la bóveda para subir y bajar munición sin tener que abandonar el terrado.
En el siglo XVI se utilizó con fines palaciegos, dotándola de una chimenea renacentista de la que se conservan las ménsulas sobre las que apoyaba la campana.