Sin embargo, los subversivos fracasaron en su intento por ocupar las posiciones enemigas y tuvieron que retirarse de La Uribe, aunque siguieron hostigando los alrededores de la localidad durante tres días.
El asalto a La Uribe hizo parte de una ofensiva nacional lanzada por las FARC-EP y el ELN, como “Despedida al gobierno Samper”, con miras a posicionarse frente al gobierno de Andrés Pastrana.
Su estratégica ubicación geográfica, a caballo entre las estribaciones de la cordillera oriental y la Sierra de La Macarena, la colocan sobre un corredor estratégico que da acceso al Sumapaz y el centro del país.
La guerrilla que en los últimos tres años había obtenido una serie de importantes victorias sobre las Fuerzas Militares, ya no exigió solo la desmilitarización de La Uribe sino que incluyó en su propuesta 4 municipios más.
Allí concentraron el grueso de sus efectivos armados con morteros, lanzacohetes, fusiles, ametralladoras y cilindros bomba.
Los policías resistieron en sus trincheras y refugios improvisados, mientras rechazaban las ofertas de rendición que a gritos les hacían los subversivos.
A causa del intenso intercambio de disparos y los estallidos, la alcaldía, el colegio Uribe Uribe y medio centenar de viviendas quedaron seriamente afectados o destruidos.
Durante la misma jornada, una avioneta de la Cruz Roja fue tiroteada con 3 heridos a bordo.
Sin embargo, solo fue hasta la noche del viernes 7 de agosto, que las FF.MM.