Los últimos años del reinado de Enrique IV se caracterizaron por una gran inestabilidad política.
A la muerte del rey, el recién coronado Enrique V lo nombró teniente de Aquitania (1413).
Tomás organizó la flota que Enrique necesitaba para llevar su ejército al corazón del terreno enemigo.
A estos efectos compró, alquiló, decomisó o capturó una cantidad de buques que algunos historiadores elevan hasta 1.500.
Desembarcados en la costa francesa, Enrique ordenó asediar y capturar la ciudad fortificada de Harfleur, ya que esta dominaba el estuario del Sena.
Tomás volvió a Inglaterra en 1417 y, mientras Enrique seguía en Francia, debió hacerse cargo de una nueva revuelta en Escocia.