Muchas veces se alterna la nota chicoteada con dos golpes con la palma de la mano para producir un golpe de percusión, mientras que otros, prefieren golpear la caja como si fuera un cajón peruano, creando un tipo de música donde a veces no hay batería alguna que acompañe la música.
La diferencia del contrabajo y el tololoche es que este último es más percusivo, su sonido no se produce con arco, utiliza en realidad 4 cuerdas para tener más espacio entre los dedos y así poder tirar de la cuerda.
Actualmente los grupos norteños lo usan poco, prefiriendo el uso de un bajo eléctrico, pero sigue siendo de amplio uso en rondallas, en el subgénero reciente conocido como corridos tumbados, y por su gran movilidad, en los conjuntos ambulantes que tocan en restaurantes, plazas y otros lugares al aire libre, también por la aparición de versiones eléctricas, varios grupos e incluso compositores, lo han vuelto a usar en sus composiciones o en conciertos del tipo unplugged.
Su fabricación a diferencia de otros instrumentos de cuerda merece un reconocimiento especial pues no existen medidas estándares y su toque es totalmente sentido manual para saber el grosor del brazo y la altura de las cuerdas, simplemente es a gusto del fabricante, y no contiene esas medidas estándares exactas como la guitarra, sin embargo el grosor del brazo es especialmente diseñado para soportar las altas tensiones de las afinaciones.
Actualmente en las regiones como Sonora existen pocos lauderos dedicados a la fabricación del instrumento.