Todas las sangres

El título alude a la variedad racial, regional y cultural de la nación peruana.

Fue publicada en 1964, siendo la novela más extensa y ambiciosa de Arguedas, en la que se propuso retratar la problemática del Perú.

[3]​[6]​ La expresión de «todas las sangres» se ha convertido en un ideal para el futuro del Perú y su autor en un héroe cultural.

[21]​ Pero el consorcio internacional Wisther-Bozart, que ha puesto sus miras en la mina, infiltra en ella al ingeniero Cabrejos para que boicotee las labores y haga fracasar la exploración; de esa manera don Fermín se vería obligado a vender la mina al consorcio.

Don Bruno se despide de Paraybamba aclamado por los indios, mientras que Cisneros jura vengarse.

[14]​ Don Bruno retorna a San Pedro y se apena sobre todo por la destrucción de la iglesia.

También llega don Fermín, trayendo todo lo necesario para modernizar su hacienda La Esperanza y prometiendo que el pueblo volvería a renacer con su ayuda.

Se anuncia también la llegada del hacendado Cisneros, quien quería vengarse de don Bruno, pero su plan es desbaratado.

La empresa minera, continuando con la expropiación de la hacienda La Esmeralda, comienza a aplanar la pampa con máquinas bulldozer.

[14]​ Don Bruno se culpa de todas esas desgracias por haber contribuido con la explotación minera, y decide purificar el mundo acabando con los responsables.

Aparece también en escena Rendón Wilka, un indio comunero que ha vivido en Lima donde asimiló ideas nuevas.

[29]​[22]​[13]​ Hernán Cabrejos es el ingeniero jefe de la mina de Aparcora, pero actúa como agente encubierto del consorcio internacional Wisther-Bozart para boicotear las labores y obligar así a que don Fermín venda la mina a dicho consorcio.

Cabrejos habla secretamente con Demetrio confiándole sus planes y pidiéndole que se sume a él, pero Rendón no acepta.

[31]​[25]​ Los vecinos del pueblo de San Pedro se reúnen en cabildo presididos por el alcalde; en esa reunión la señora Adelaida pide a los propietarios que no vendan más tierras a don Fermín, que las necesitaba para la explotación de su mina.

Don Fermín no acepta su situación y cree poder reunir el dinero necesario.

Estos patrones reclaman a Bruno el haber comerciado con los colonos indios de sus haciendas.

En otra escena aparece la Vicenta, una mestiza amante de don Bruno que espera un hijo suyo; pero otra amante del patrón, Felisa, llena de celos ataca a Vicenta con un cuchillo, ante lo cual don Bruno la dispara, matándola.

Un antiguo empleado de los Aragón, el indio Anto, ocupa un terreno que le cediera el viejo don Andrés; don Fermín le ofrece cambiarlo por otro terreno, a lo que se opone tenazmente Anto, a pesar de ser amenazado con una pistola; finalmente don Fermín, maliciosamente, felicita a Anto por su valentía y le regala dos vacas.

Se aloja en el hotel Crillón y su esposa le pide radicar definitivamente en Lima, a lo que accede, adquiriendo para ella una magnífica propiedad.

Al mismo tiempo, en la plaza principal de Paraybamba se producen incidentes sangrientos entre la policía y los pobladores.

[25]​ El consorcio internacional Whistert-Bozart tiene mucho poder e influencias y logra finalmente que don Fermín le venda la mina.

También llega don Fermín, trayendo todo lo necesario para modernizar su hacienda «La Esperanza» (ganado importado, semillas, etc.) y promete igualmente ayudar con el renacimiento del pueblo.

Don Bruno se culpa de todas esas desgracias y decide purificar el mundo acabando con los responsables.

[25]​ Don Fermín es operado en la mina, extrayéndosele tres balas, y luego es trasladado a Lima en avión, donde se recupera.

[3]​[34]​ La gran pregunta es si se puede lograr un desarrollo genuinamente nacional una vez destruido el viejo orden feudal.

Las alternativas son: el proyecto de penetración imperialista, representada por las grandes empresas trasnacionales; un capitalismo nacional, que plantea don Fermín para llevar el progreso a los pueblos andinos; y un regreso al orden feudal, imaginado por don Bruno, para salvaguardar los valores morales.

Es decir, carecería de la principal cualidad que debe tener toda ficción literaria: convencer al lector.

[41]​ Ya antes, Luis Alberto Sánchez había señalado lo mismo, criticando a Arguedas por su «impresionante simplismo».

Este último libro recoge estudios de diversos autores como Mario Vargas Llosa, Aníbal Quijano, Gonzalo Portocarrero, Martín Lienhard y Stefano Varese.

En el submundo intelectual del Perú, ligado al poder político, hay una cosmovisión occidental subsidiaria, fuertemente refutada y contrahecha por la realidad social histórica actual.