Las Epístolas católicas y el Apocalipsis probablemente no tenían una forma de texto occidental.
La principal característica del texto occidental es un amor a la paráfrasis: "Son cambiadas palabras y hasta cláusulas, omisiones e inserciones con libertad sorprendente, donde parecía que el significado podía ser llevado a cabo con mayor fuerza y definitud".
Solamente un manuscrito griego Uncial se considera que transmite un texto occidental en los cuatro Evangelios y el Libro de los Hechos – el Códice de Beza del siglo V; mientras que el Códice Claromontano se considera que transmite un texto occidental en las cartas de Pablo, y seguido en esto por dos unciales del siglo IX: F y G. Muchas lecturas "occidentales" también se encuentran en las traducciones de los Evangelios al siríaco antiguo, la sinaítica y la curetoniana, aunque las opiniones varían en cuanto a si estas versiones pueden ser consideradas testimonios del tipo textual occidental.
48; y, además el Códice Sinaítico se considera que es occidental en los primeros ocho capítulos de Juan.
[3] En comparación al tipo textual bizantino las distintas lecturas occidentales en los Evangelios son propensas a ser abruptas en su expresión griega.
En comparación al tipo textual alejandrino las distintas lecturas occidentales en los Evangelios son más propensas a mostrar glosas, detalles adicionales e instancias en donde los pasajes originales parecen ser reemplazados con mayor paráfrasis.
En al menos dos textos occidentales, los Evangelios parecen variar en orden: Mateo, Juan, Lucas y Marcos.