Miembro de la aristocracia riojana, se dedicó al comercio en su juventud, logrando adquirir una sólida fortuna.
Nuevamente reunió una gran fortuna, y recuperó sus bienes en La Rioja con apoyo del gobernador Manuel Vicente Bustos a fines de la época de Rosas.
Entonces viajó a Estados Unidos y regresó con mil galeras, transportadas en varios barcos.
Solo en Buenos Aires no podía competir con la empresa de Rusiñol y Fillol.
Las empresas ferroviarias, generalmente de propiedad inglesa, poseían sus propias líneas de galeras y diligencias, lo que desplazó progresivamente a las Mensajerías a caminos menos transitados y – por ende – menos rentables.