Su padre, Oscar Alexander Wiesengrund, era comerciante de vinos, y su madre, Maria Calvelli-Adorno, era soprano lírica.Por un tiempo, el joven Adorno consideró la posibilidad de dedicarse a la música como compositor y crítico.Finalmente, en 1931 obtuvo su venia legendi (el diploma que lo acreditaba como profesor) con su trabajo Kierkegaard: Konstruktion des Ästhetischen.En 1932 se incorporó al Institut für Sozialforschung (Instituto para la Investigación Social), adscrito a la Universidad de Fráncfort, de inspiración marxista, aunque pronto el régimen nacionalsocialista le retiró su venia legendi y tuvo que abandonar el país, huyendo del nazismo.En 1941 se traslada a California para continuar trabajando en colaboración con otro miembro del Instituto, Max Horkheimer.En ese año asumió el cargo de director del Instituto para la Investigación Social, que reconstruyó con Horkheimer.Había realizado ya dos versiones e iba a efectuar la última revisión del texto.En estos años Adorno fue a la vez inspirador y crítico de los movimientos juveniles de protesta, que muchas veces encontraron inspiración en su particular visión del marxismo y del rechazo a la razón como fin último.Fue escrita juntamente con Max Horkheimer durante el exilio en Los Ángeles (EE. UU.Pretende proseguir el tipo de filosofía inaugurado por Hegel en una situación diferente: el movimiento dialéctico del pensamiento no termina en una síntesis superior de los opuestos, sino que deja las contradicciones con toda su crudeza en la realidad.Entre sus contribuciones más destacadas a la filosofía, puede señalarse la ya mencionada Dialéctica de la Ilustración, en colaboración con Horkheimer, obra cuyo núcleo fundamental es la crítica al proyecto ilustrado concebido como dominio de la naturaleza.De acuerdo con dicha tesis, los excesos de la razón dominadora han acabado dando una prioridad absoluta a la razón instrumental, es decir, a una razón que se aplica a los medios (la tecnología, el entramado industrial, la sociedad administrada -verwaltete Welt-, etc), pero que ha perdido completamente de vista los fines esenciales que ha de perseguir el ser humano y a los cuales debería estar subordinada la tan ensalzada razón.Su última gran obra es Teoría Estética, que dejó inacabada y fue publicada un año después de su muerte.En ella, Adorno ofrece una constelación de problemas, ideas y conceptos que reflexionan sobre la estética, pero sin cerrarla nunca en un sistema, es decir, mostrando una vez más su concepción de una filosofía finita, abierta, que se niega a cerrarse en un sistema dogmático.