The Trouble with Normal argumenta que el matrimonio entre personas del mismo sexo no debería ser el único objetivo del activismo por los derechos LGBT; y que más bien, los activistas LGBT deberían trabajar por lograr beneficios iguales para las parejas que conviven bajo un mismo techo, así como para las familias no convencionales.
[12] Como señaló el Library Journal, el libro The Trouble With Normal a veces ha sido interpretado como una respuesta directa a Virtualmente Normal de 1995, escrito por Andrew Sullivan.
[13] David Bell, en Sociología contemporánea, calificó a The Trouble with Normal como un movimiento en los «debates asimilacionistas», sobre el grado en que las personas LGBT deberían aspirar o no a la «normalidad», enfoque que caracterizó el activismo de los derechos LGBT de los años 90 y 2000.
[14] En estos debates, Warner se enfrentó a Andrew Sullivan y Larry Kramer, quienes argumentaron que los objetivos más radicales que el movimiento podría buscar eran la aceptación de la vida gay en la corriente política y cultural prevaleciente, a través de derechos como el matrimonio.
[15] En 2003, Library Journal describió el libro de Warner como un clásico en el campo del debate sobre la normalidad.
La retórica de Warner revela, convincentemente, los parámetros jerárquicos del matrimonio y las limitaciones de la normalidad, pero un enfoque más universal del tema delinearía las limitaciones que el matrimonio termina planteàndole a todas las personas, no sólo a las personas queer.
[19] Publishers Weekly señaló que, aunque The Trouble with Normal se involucró en un contexto social amplio, a través del análisis del asunto Clinton, el grado en que Warner criticó las posiciones de los defensores gays Kramer, Michelangelo Signorile y William Eskridge «posiciona sus argumentos como un intralucha comunitaria y puede limitar sus lectores».
The New York Times caracterizó a Warner como uno de los escritores «contradictores» de Free Press, citando a la directora editorial Elizabeth Macguire quien ha señalado el mensaje del libro como anticonvencional, por lo que no había sido aceptado por todos en la editorial, pero insistiendo en que «si realmente no abrazas un libro, si no estás convencido de que estás produciendo un buen libro con el escritor, la cosa no funciona.