Hank, en su primer día en Carlinville, hace una parada al llegar al juzgado, entrando con sutileza y ocupando un lugar donde es poco visto en el segundo piso para así observar a su padre, el juez Joseph Palmer preside un caso de pensión alimenticia, quitándole la camioneta a un padre que espera a un hijo.
El día del funeral Hank se reencuentra con Sam, una novia a quien dejó cuando se fue a Chicago y nunca más supo de ella.
Después del funeral, el juez se disculpa con los hijos, indicando que va a ir de compras al supermercado mientras que los hermanos se van a poner al tanto los unos con los otros.
Este niega saber cómo sucedió y le echa la culpa a los hermanos diciendo que cogieron su coche.
El juez responde ante esta acusación con una crítica a su matrimonio.
Con los ánimos aún arriba, Hank decide marcharse prometiendo no volver jamás.
Una vez en el avión, Hank recibe una llamada de su hermano informándole que su padre está siendo interrogado por la policía por un homicidio por atropello, siendo la víctima un delincuente recién salido en libertad tras 20 años de una condena por homicidio que el juez Palmer le había dado años atrás.
Hank descubre que su padre el día del atropello no iba ebrio, mientras que el fiscal del ministerio público, Dwight Dickham, está solicitando homicidio en primer grado.