Terremoto de Lima de 1828

En San Mateo (Huarochirí) quedaron arruinadas unas 18 casas; hubo desprendimientos de rocas en los cerros vecinos que dejaron inutilizados los caminos de acceso al interior del país.

[1]​ En Lima, el gobierno del mariscal José de La Mar tomó las providencias inmediatas para evitar pillajes u otros males subsecuentes.

Piquetes de escuadrón de la policía salieron a resguardar el orden y ayudaron a derrumbar las construcciones demasiado dañadas que constituían un peligro latente para los vecinos.

La ciudad se hallaba intransitable por los escombros y la gente pernoctaba en los descampados, temerosa de que otro movimiento terminara por desplomar sus viviendas.

No hubo un recuento exacto de víctimas; inicialmente se estimaron en 30.