Actualmente, las extensas ruinas de estas termas son una atracción turística importante.
Su escultura más famosa, el grupo llamado Toro Farnesio, se conserva en el Museo Arqueológico de Nápoles.
Estaban ubicadas en la Regio XII, la zona meridional de la ciudad, donde los miembros de la familia Severo promocionaban otras obras, como la via nova que llevaba a las termas y el Septizodium en el cercano monte Palatino.
[3] La zona elegida para la edificación de las termas era un enorme jardín conocido como horti Asiniani, desarrollado por Cayo Asinio Polión durante el reinado del emperador Augusto.
Otros trabajos adicionales continuaron durante los reinados de los emperadores Heliogábalo y Alejandro Severo, siendo completamente terminados en 235.
Más tarde fueron remodelados tras un incendio por Aureliano y por Diocleciano, mientras que Constantino el Grande modificó el caldarium.
[7] Durante los siglos VI y VII la zona comenzaron a ser utilizadas como lugar de enterramiento de peregrinos que fallecían tras recibir cuidados en San Nereo y Aquileo, hallándose tumbas humildes dentro del complejo termal.
[12] El Papa concedió acceso al Seminario Romano de los Jesuitas y fue utilizado como recreo para niños.
[3] En 1824 se realizaron excavaciones dirigidas por el conde Egidio di Velo, cuyos descubrimientos incluyeron mosaicos de atletas, actualmente en los Museos Vaticanos.
Otros trabajos arqueológicos se llevaron a cabo por Luigi Canina en el frigidarium hasta mediados del siglo XIX y más tarde por Battista Guidi entre 1860-67.
En 1870 la zona se convirtió en propiedad del Gobierno italiano y Pietro Rosa realizó excavaciones en la palestra oriental.
Se restauraron el muro meridional con sus cisternas, la biblioteca suroccidental y el salón octogonal, conocido como el templo de Júpiter.
En el siglo III a. C., en la zona en que serían edificadas después las termas, había un amplio estanque conocido como Piscina Pública.
En la parte Norte había un pórtico, precedido por una serie de locales en dos niveles, en los cuales, probablemente, se ubicaban varias tiendas.
En el espacio central había un ábside precedido por una columnata, con pequeños locales a cada lado, uno de las cuales tenía forma octogonal y estaba cubierto por una cúpula.
Al finalizar los ejercicios físicos, los romanos podían dirigirse a las termas, usadas conjuntamente por ambos sexos.
En el centro del edificio estaba ubicada la basílica, cubierta por tres grandes bóvedas de crucería, soportadas por unos imponentes pilares.
Los mosaicos no tenían siempre el mismo diseño, en algunas áreas representaban escenas, y en otras había suelos con motivos geométricos.
La solución consistió en un horno interior y otro exterior, en el cual se encontrarían los esclavos avivando las llamas.