Fue una mística mexicana, famosa en su época por sus conocimientos en medicina herbolaria y santidad, fue un personaje decisivo en eventos políticos e insurrecciones en contra de la dictadura de Porfirio Díaz en Chihuahua y Sonora a finales del siglo XIX.
A su nacimiento fue bautizada como García Nona María Rebeca Chávez, pues no fue inicialmente reconocida como hija de Tomas Urrea.
En 1888, cuando tenía 14 años, murió su madre, y buscando la protección de su padre se trasladó a Cábora en su búsqueda, Tomás Urrea no solo la recibió de buen grado, sino que la reconoció legalmente como hija suya, siendo su nombre a partir de ese momento, Teresa Urrea.
Su fama fue sobre todo creciente entre los indígenas yaquis y mayos y entre muchos habitantes serranos, era sobre todo conocida por sus supuestas curaciones milagrosas, pero también por sus frecuentes discursos en contra de la injusticia contra los grupos oprimidos, este hecho pronto despertó recelos del gobierno de Porfirio Díaz y también simpatías entre los grupos que sentían la opresión oficial.
Un año después, en 1892, fueron los indios mayos los que se rebelaron contra el gobierno, y para no dejar lugar a dudas sobre su inspiración, su grito de guerra fue ¡Viva la Santa de Cábora!.