Su madre, María Antonia Galabert, era hija de un industrial francés establecido en España.
Su belleza ya era muy apreciada y un joven hermano de su madre la pidió en matrimonio a su padre Francisco.
Los Lecoulteux, a su vez, se beneficiaron de este matrimonio para aumentar su influencia en España.
Teresa Cabarrús fue adorno de la buena sociedad del Marais parisino.
Formó parte del grupo llamado las merveilleuses («maravillosas», en francés) junto con otras mujeres importantes de la época de la Revolución Francesa, como Josefina Bonaparte o Juliette Récamier.
A la muerte del rey Carlos III de España, su padre sufrió algunos problemas relacionados con su fortuna al encontrarse con un enemigo encarnado en el nuevo ministro Lerena.
Además, en 1792, el marido de Teresa derrochó toda su dote y emigró.
Burdeos sufrió las acciones de la Montaña, que persiguieron encarnizadamente a los últimos Girondinos.
Este, seducido por su belleza, la hizo liberar y se convirtió en su amante.
[8] Tallien, seducido por su belleza, la libera y se instaló con ella, quien usó su influencia para protegerse de todos los que pudo.
Sin embargo, intentando salvar las vidas de los demás, Teresa volvió a arriesgar la suya propia.
Una vez liberada, Teresa fue conocida como Notre-Dame de Thermidor, ya que esta revolución salvó numerosas vidas.
William Pitt (el Joven) declara que «esta mujer sería capaz de cerrar las puertas del infierno».
[13] En casa de Madame Tallien se conocieron Ouvrard y Napoleón Bonaparte, como Ouvrard reflejaría después en sus Mémoires: «Estaba lejos de prever que él tendría en sus manos el destino del mundo y que su intimidad tendría una influencia tan funesta en mi vida».
Bonaparte, que en otro tiempo la había tenido en alta estima, dejó de admitirla en su corte, ya fuese durante el Consulado o durante el Imperio.
[14] Durante sus 25 años de vida en común, la pareja recibió a numerosos músicos, como Daniel Auber, Rodolphe Kreutzer, Luigi Cherubini, Charles de Bériot o Maria Malibran en París y en Chimay, donde Teresa reunió a una pequeña corte.
Para su esposa y su pasión común por la música, el Príncipe de Chimay mandó construir en su castillo un pequeño teatro.