A los 13 años ya interpretó un concierto compuesto por él mismo, viajando poco después a Italia y Alemania donde realizó una serie de actuaciones.
En 1792 también accede al puesto de violín solista del Teatro Italiano, donde, ese mismo año, representa su primera ópera Jeanne d’Arc à Orléans, seguida en 1791 de Paul et Virginia y Lodoïska.
En 1801 sucedió a Pierre Rode como primer violín solista de la Ópera y al año siguiente entró en la Capilla del primer cónsul.
Este le dedicó en 1805 su Sonata para violín y piano nº 9 Op.
47, que recibió el nombre de Sonata a Kreutzer.