En la actualidad existen numerosas pruebas genéticas, arqueogenéticas y arqueológicas de que dicha teoría explica adecuadamente las observaciones sobre la genética de poblaciones y hallazgos arqueológicos más antiguos.
Así que el concepto de razas puras distintas no existe en los humanos.
En 2002, Templeton analizó diez diferentes árboles de haplotipos y realizó análisis filogeográficos que reconstruyeron la historia de las especies a través del espacio y el tiempo.
Este marco temporal concuerda sumamente bien con el registro fósil que muestra al Homo erectus expandiéndose fuera de África por entonces.
Esto afecta primeramente a los neandertales mezclados con humanos modernos con la excepción de los sub-africanos, pero la evidencia también presenta a los homininos de Denisova mezclados en Australasia.