En la década de 1960 se empieza a estudiar la desviación desde la perspectiva del interaccionismo simbólico.Estos autores centran sus estudios no tanto en las posibles causas de la conducta desviada, sino en las formas de control e interacción social por las que se definen a ciertos individuos como desviados.Es difícil encontrar a alguien que no haya mentido, cometido algún pequeño robo o consumido alguna droga ilegal, pero pocas de estas personas son catalogadas —o autocatalogadas— como mentirosos, ladrones o drogadictos.El estigma se convierte en un rol dominante del individuo y todos los actos pasados empiezan a reinterpretarse bajo la perspectiva del nuevo estigma, en un proceso de distorsión biográfica conocido como etiquetaje retrospectivo.Goffman desarrolló la posibilidad de que al estigmatizar a alguien —con mayor o menor motivo— se activasen una serie de mecanismos, como el rechazo social, que le impulsaran a buscar compañía entre quienes no le censuran —otros estigmatizados— reforzando así la identidad desviada e impulsándolo a continuar su carrera delictiva.