[3] La piel (tegumento) es un órgano compuesto, formado por al menos dos capas principales de tejido: la epidermis y la dermis.
[6] La epidermis es la capa superficial fuerte que sirve como primera línea de protección contra el ambiente exterior.
Las uñas crecen desde un área delgada llamada matriz ungueal a un promedio de 1 mm por semana.
En peces y anfibios acuáticos, es una fina capa de moco que se renueva constantemente.
La epidermis es, hasta cierto punto, glandular en todos los vertebrados, pero más aún en peces y anfibios.
[9] La dermis es la capa de tejido conectivo subyacente que soporta la epidermis.
Estas capas sirven para dar elasticidad al tegumento, permitiendo que se estire y confiriendo flexibilidad, al mismo tiempo que resiste las distorsiones, las arrugas y la flacidez.
[5] La capa dérmica proporciona un sitio para las terminaciones de los vasos sanguíneos y los nervios.
Muchos cromatóforos también se almacenan en esta capa, al igual que las bases de las estructuras tegumentarias, como el cabello, las plumas y las glándulas.
Está compuesto esencialmente por un tipo de células conocidas como adipocitos, que están especializadas en acumular y almacenar grasas.
La hipodermis participa, al menos pasivamente, en la termorregulación, ya que la grasa es un aislante térmico.
[15][16] El crecimiento del pelo está controlado por varios factores, como la nutrición, las hormonas y el fotoperiodo.
[16][17] El tamaño, la forma y la longitud del pelo están controlados por factores genéticos, pero pueden verse influidos por enfermedades, fármacos exógenos, deficiencias nutricionales y el medio ambiente.
Esto requiere que los pelos estén secos y sean impermeables; el pelaje de muchos animales para el clima frío suele ser más largo y fino para facilitar la conservación del calor.
Por ejemplo, en los gatos, las glándulas sebáceas están presentes en la cara, el dorso y la cola en alta concentración; los gatos marcan territorios frotando su cara contra objetos y depositando una capa de sebo impregnada de feromonas faciales felinas.
[16] Las glándulas sudoríparas (epitriciales y atriquiales) forman parte del sistema termorregulador.