Su función es proteger el interior del útero y evitar el ingreso de bacterias al mismo.
La producción de moco cervical está gobernada por las hormonas estrogénicas en la fase ovárica proliferativa y durante la ovulación (oocitación), aumentando su cantidad y sus propiedades físico-químicas: más filante, fluido, acuoso, alcalino, cuestión que favorece el paso y la capacitación de los espermatozoides a través del canal cervical hasta el útero y trompas.
Durante la fase secretora está regido por la progesterona, que le confiere menor volumen, es más denso y osmolar, dificultando así no solo la penetración de espermazoides, sino también de bacterias.
En sus componentes se pueden aislar inmunoglobulinas del tipo G y A, enzimas, cloruros, fosfatos, y elementos químicos como el cobre, magnesio, calcio, sodio, además de otras proteínas.
No solamente es una barrera físico-química, sino también inmunitaria, por lo que es muy importante su integridad durante el embarazo.