Es fisiológicamente inerte, por lo que entre sus variadas aplicaciones, se puede emplear para la fabricación de instrumentos quirúrgicos y en implantes.
La resistencia a la corrosión del tántalo lo convierte en un material valioso en un gran número de aplicaciones químicas.
[4][5] Un año antes, Charles Hatchett había descubierto el columbio (hoy niobio),[6] y en 1809 el químico inglés William Hyde Wollaston comparó su óxido, columbita con una densidad de 5.918 g/cm3, con la del tántalo, tantalita con una densidad de 7.935 g/cm3.
Estos descubrimientos no impidieron que los científicos publicaran artículos sobre el llamado ilmenio hasta 1871.
Los alambres fabricados con tántalo metálico se utilizaron para los filamentos de las bombillas hasta que el tungsteno lo sustituyó en su uso generalizado.
)[16] Anders Ekeberg escribió "Este metal lo llamo tántalo ... en parte en alusión a su incapacidad, cuando se sumerge en ácido, para absorberlo y ser saturado.
Estas modificaciones pueden hacerlo adecuado para aplicaciones de alta temperatura o aumentar su resistencia a la corrosión.
El tántalo se compara (respecto de la corrosión) únicamente con el oro y el platino.
[24] También se utiliza en implantes de rodilla, cadera y columna, siendo la Compañía Zimmer Biomet (Warsaw,IN,EE. UU.)
[28] Puede ser dañino por inhalación, ingestión o contacto con la piel, provoca irritación de los ojos.
No se han documentado efectos adversos sobre la salud de trabajadores expuestos industrialmente al tántalo.
El tántalo es tóxico para el medio ambiente, por ende se debe descartar con toda precaución.