Tafetán

El consumo del tafetán es grande, sobre todo en negro, y sus aplicaciones en colores son muchísimas.

Se fabrica en todos los países donde existe la industria sedera.

[2]​ El tafetán de seda se caracterizaba por el satinado y por su sonido crujiente por los añadidos de sales metálicas.

[1]​ En el comercio se distinguen varias clases de tafetanes con los nombres de tafetán sencillo, tafetán doble —es aquel que tiene ligamento de esterilla—,[3]​ tafetán glacé, tafetán de lustre, tafetán de tacto, etc., si bien estas calidades no se diferencian del simple tafetán más que en el número de hilos, de la urdimbre si son sencillos o dobles, de la trama si es a dos, tres o más cabos y si es de seda suplir o cocida, etc.[a]​ «Patria de los tafetanes y caballucos...» Así describe Benito Pérez Galdós, en su novela Doña Perfecta, la población imaginaria en la que se desarrolla la trama, Orbajosa —«pequeña ciudad levítica», en la definición de Casalduero—-[4]​ La metáfora galdosiana asocia el “tafetán” a las mujeres, y a los campesinos de aspecto brutal con el apodo del personaje Caballuco, coprotagonista de la novela.

[b]​ También aparece el tafetán en un documento histórico español, el expediente penal de Mariana Pineda, detenida, juzgada y ejecutada por haberse encontrado en su casa «el signo más decisivo y terminante de un alzamiento contra la soberanía del Rey N.S.

Traje con colorido tafetán al frente.