Se colocan dos o tres micrófonos idénticos separados horizontalmente, apuntando en línea recta hacia la procedencia del sonido.
Los micrófonos pueden tener cualquier diagrama polar, sin embargo, en esta modalidad el patrón más utilizado es el omnidireccional.
Si, finalmente, se usan micrófonos omnidireccionales, éstos deben situarse cerca del escenario para lograr una relación entre sonido directo/sonido reflejado aceptable.
Cuanto más separados estén los micrófonos mayor será la amplitud del estéreo.
Para grabar con un buen equilibrio es necesario colocar los micrófonos separados aproximadamente entre los 3 y los 3,65 metros (de 10 a 12 píes), pero tal separación resulta exagerada, por ello, lo normal, es colocar un tercer micrófono a mitad de camino del par original y mezclar su salida con ambos canales.