[3][4] No obstante, tanto los diputados carlistas en el Congreso, como el diario tradicionalista El Correo Español, aseguraron que los carlistas estaban tranquilos y que no estaban organizando ningún alzamiento generalizado.
[8] La conspiración carlista acabaría fracasando, entre otras cosas, porque el general Weyler, que estaba implicado en la misma, retiró su apoyo[7] y las potencias europeas mostraron su oposición al movimiento.
No obstante, algunos carlistas pensaban que aquella era la mejor ocasión para triunfar e intentarían realizar el levantamiento sin la autorización de los principales jefes.
[17] Tras varios minutos, los carlistas se dieron a la fuga, siendo perseguidos por los cuerpos de policía que habitaban en el cuartel.
[22] Tras la intentona, el gobierno clausuró todos los círculos carlistas de España y suspendió su prensa durante algunos meses.
[25] Asimismo, según Soliva, el general Moore había estado en contacto con José Janer y Ferrán, agente de Bolsa y carlista comprometido, con la intención de que la insurrección sirviese también para hacer una jugada de Bolsa, cosa que Moore habría ocultado a Soliva y Muntadas.
El alzamiento habría sido, según sus promotores, «un último esfuerzo» para salvar a España.
[28] El historiador tradicionalista Melchor Ferrer calificó la sublevación como «la única manifestación varonil que hubo en España de protesta contra la vergüenza del desastre colonial y contra la nefasta política de la Reina Regente».