Sotopalacios

En los últimos años del siglo IX, posteriores al año 884, un grupo de familias se asentaría a orillas del Ubierna en un lugar al que llamaron Sotopalacios, nombre formado por soto o masa de árboles y palacios, o casas grandes en su acepción altomedieval, que significaría soto que se encuentra junto a las grandes casas.

El pueblo descansa en el valle bajo del río Ubierna, principalmente en su margen derecha.

Por su término municipal transcurre también el río Rioseras y varios arroyos y cauces molinares que comunican ambos cursos de agua que antiguamente movían las piedras de tres molinos harineros.

Cabe destacar sus fábricas de morcillas, conocidas en toda España, y sus establecimientos hosteleros.

En 1964 fue vendido a sus actuales propietarios[2]​ (2013), la familia San José, que han dedicado con admirable generosidad, sin ninguna ayuda pública, sus esfuerzos para su reconstrucción parcial.

Sotopalacios, en el valle del Ubierna, visto desde el oeste.
Rollo de Justicia de Sotopalacios.