Sus nombres son: Torcuato, Tesifonte, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Hesiquio o Isicio.En varias versiones de la tradición jacobea se les ha hecho también discípulos del apóstol Santiago, junto a los más célebres Teodoro y Atanasio.Según unos manuscritos del siglo X, que transmiten unas Actas quizá datables en el siglo VIII,[1] los siete varones apostólicos llegaron a Acci (Guadix) cuando se estaban celebrando las fiestas paganas de Júpiter, Mercurio y Juno y los paganos les persiguieron hasta el río, pero el puente se partió milagrosamente y los siete varones apostólicos quedaron salvos.La identificación de varias de estas localidades ha sido muy insegura, y en ocasiones controvertida: según otras fuentes, Carcere o Carcesi podría ser Cieza (Murcia); Urci ya ha sido correctamente identificada en el paraje de El Chuche en Benahadux,[2]; en cuanto a Iliturgis, también ha sido identificada con el yacimiento del Cerro de Maquiz, en Mengíbar,[3] si bien es fuerte la tradición que sitúa el martirio del santo en las Cuevas de Lituergo,[4]; finalmente, según una tradición local abulense datada de principios del siglo XVI, Abula sería Ávila, y San Segundo su primer obispo (y actualmente, su santo patrón), dado que sus supuestos restos fueron hallados en la iglesia que después llevó su nombre, junto al río Adaja.Según la primera de estas tradiciones, siete discípulos de Santiago trajeron su cuerpo a Hispania después de su martirio desde Jerusalén, y al llegar tuvieron que refugiarse en una fuente protegida por una cripta porque eran perseguidos por el rey; cuando entraron para prenderlos la cripta se derrumbó y el rey y los suyos perecieron.Una mujer, también llamada Luparia (después más conocida como 'reina Lupa'), se convirtió al Cristianismo y mandó colocar el cuerpo de Santiago en un edificio que previamente había estado consagrado a ídolos paganos; esta tradición cuenta también que tres de estos discípulos, Torcuato, Atanasio y Tesifonte, fueron enterrados junto al apóstol.