Las tradicionales sidrerías con serrín en el suelo han dado paso a establecimientos con las mejores condiciones, si bien un poco desnaturalizados en algunos casos.
Debido a la forma tradicional de escanciar la sidra en Asturias, los locales tienen sitios habilitados para escanciar encima y no derramar líquido por el suelo, o más recientemente escanciadores mecánicos.
La tradición vasca demanda que los catadores de sidra interesados en su compra llevaran comida a la sidrería para realizar la cata y comer algo, lo que más adelante se convirtió en un establecimiento donde se degustaba y se comía.
Hoy en día esa tradición se mantiene, aunque las sidrerías han adoptado un talante comercial más cercano a un restaurante con su propio menú.
Sin embargo, en varias sidrerías en vez de cocinarse las propias chuletas del establecimiento, se pueden seguir llevando chuletones para que las hagan a la parrilla en el establecimiento.